El otro Fidel

Esta es una pequeña historia que me emociona especialmente. Y es que está implicado mi abuelo, Celedonio Hernández Caballo (Gocha). En mi familia siempre se había comentado que el tío Fidel, hermano de mi abuelo, nació un 29 de febrero. También recuerdo a mi abuelo diciendo que tío Fidel era "el pequeño" de sus hermanos. Dos detalles, en principio anecdóticos, que no cuadraban, sin embargo, con lo que decían los libros de registros. 

Y es que del matrimonio de mis bisabuelos Sebastián Hernández Galán y Leonarda Caballo Plaza (celebrado el 16 de octubre de 1915) nacieron, según mis primeras averiguaciones: 

- Victorio: el 23 de septiembre de 1916

- Celedonio (mi abuelo): el 17 de diciembre de 1917

- Isidro: el 5 de junio de 1920

- Fidel: el 28 de diciembre de 1922

- Mariana: el 19 de octubre de 1925

Como veis, Fidel no nació un 29 de febrero ni era el pequeño. En aquel momento, pensé que quizá mi abuelo se refería al "pequeño" de los hermanos varones y que la historia del 29 de febrero fuera relativa a otro Fidel, al tatarabuelo padre de la bisabuela Leonarda, que sí nació en año bisiesto (1848), aunque para saber el día concreto tendría que acudir a los libros parroquiales. 

Así se quedó la historia, hasta que pasó el confinamiento y pude volver a los libros del Ayuntamiento.

Fue entonces, cuando, echando un vistazo a los libros de nacimientos de los años 30, descubrí a otro Fidel Hernández Caballo, hijo de Sebastián y Leonarda, y nacido el 28 de febrero de 1931. 

Pero, entonces, ¿qué pasaba aquí? ¿Teníamos de nuevo dos hermanos con el mismo nombre?

No, porque el primer Fidel, nacido a finales de 1922 murió con cinco añitos en 1927. También descubrí su partida de defunción. Y entonces todo adquirió sentido. 

El primer Fidel, nacido en 1922, se llamó así por su abuelo, Fidel Caballo Nieto, que había muerto el año anterior, en 1921. Cuando con apenas cinco años falleció, el hermano que nació posteriormente heredó su nombre. Y este era el tío Fidel que yo conocí, y al que mi abuelo llamaba "el pequeño". Porque era el pequeño de todos los hermanos. 

Decía al principio que me emociona especialmente porque pienso en lo que tuvo que ser para mi abuelo perder a los 10 años a su hermanito de cinco. Aunque cosas así eran mucho más comunes antes que ahora, bien es cierto, pero no deja de ser un dato doloroso de la vida de mi abuelo que yo desconocía, porque nunca le oí mencionar a ese hermano, ni creo que mi padre lo supiera, por ejemplo, porque tampoco habló nunca de ello. 

Por cierto, creo que lo del 29 de febrero fue una broma familiar que se convirtió en historia. O quizá sí, quizá el anterior Fidel, el tatarabuelo, nació en esa fecha. Habrá que seguir investigando. 





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