Un cura en el banquillo


Sucedió el 10 de noviembre de 1903. En la iglesia de Salmoral se celebraba la novena de ánimas, como corresponde al mes de los difuntos, cuando en la puerta del templo algunos jóvenes comenzaron a montar jaleo y bronca. El cura de aquel entonces, don Nemesio Alonso, salió para reprenderlos y se encaró con uno de ellos, Luciano Nieto. En ese mismo momento, sonó una detonación. Un disparo. Salieron chispas, que fueron vistas por algunos testigos que pasaban por la plaza en ese mismo momento, entre ellos Estefanía Caballo, mi tía tatarabuela. 

Lo que sucedió a continuación no está claro. Al parecer, los implicados se marcharon a sus respectivas casas, pero más tarde, hablaron. Luciano aseguró en casa del cura que no sabía quién había disparado, si es que hubo disparo, pero luego negó haber pronunciado esas palabras. Sea como fuera, el cura, don Nemesio, fue detenido por intento de asesinato. 

El juicio por este supuesto delito se celebró en junio de 1905 en la Audiencia Provincial de Salamanca. Don Nemesio compareció acompañado de otros miembros del clero y negó haber sido el autor de los hechos que se le imputaban, asegurando que existía en Salmoral un complot en su contra auspiciado por el alcalde, el juez municipal y el médico.

Algunos testigos, como Santiago Arrimadas, declararon que el disparo salió de un grupo de jóvenes que estaban cerca de la iglesia y cerca de don Nemesio y de Luciano. Otros aseguran haber escuchado al propio Luciano decir que no sabía quien había disparado. 

Finalmente, el jurado absuelve al sacerdote, pero el tribunal no considera calumniosa la acusación, como había pedido don Nemesio. Una decisión salomónica: no le condenan porque evidentemente no hay pruebas, pero no consideran que haya existido ningún complot en su contra como él defiende. 




Uno de los periódicos de la época, el Castellano, recoge la noticia y manifiesta claramente su posición en favor del cura, acusando a las "fuerzas vivas" del municipio de organizar la trama para sentarle en el banquillo. En cambio, el Adelanto se muestra más imparcial en el tema, y no incluye consideraciones de esta índole. 

Don Nemesio fue trasladado de parroquia, como era lógico, y terminó sus días como sacerdote de Santa María de Berrocal. 

No he logrado, todavía, averiguar quienes eran el alcalde, el juez y el médico de Salmoral en 1903. 

Pero ante esta noticia, que puede leerse en las hemerotecas de esos periódicos, surgen muchas preguntas. La primera es cómo y por qué el alcalde, el juez y el médico estaban en contra del cura. Hablamos de la España de principios del siglo XX, dominaba por la oligarquía, el caciquismo y la Iglesia... ¿De dónde sale un enfrentamiento entre integrantes de esos grupos sociales?

Seguiremos investigando...


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