El origen de la iglesia de la Asunción y las ermitas perdidas

Antes de nuestra hermosa iglesia, hubo otra. Así lo aseguran todas las fuentes históricas. Además tenemos la mejor prueba en el baptisterio, ese lugar a la izquierda de la entrada, bajo la torre, que ahora se utiliza como almacén. Allí hay una impresionante pila bautismal de granito y un arco perfecto, de medio punto, claramente románico, aunque con posibles aderezos posteriores. Ahí nació nuestra iglesia de la Asunción, en el lugar en el que se bautizaba y por el que se entraba al templo, hacia el altar orientado al este.

Con probabilidad, aquella primigenia iglesia fue mudéjar, que era el estilo típico del lugar en aquellos tiempos medievales. El estilo mudéjar fue producto de la mezcolanza de aquellos siglos. Artes y oficios islámicos al servicio de la religión católica. Siempre se ha dicho que los mudéjares eran los musulmanes que vivían en las tierras conquistadas por los cristianos. Y los mozábares a la inversa, los cristianos que vivían en tierras musulmanas.


Este estilo arquitectónico y decorativo era, sobre todo, barato. Y ligero. Basado en el ladrillo, en el yeso y en la madera. En la comarca tenemos hermosos ejemplos como las iglesias de Aldeaseca, Villoria, etc. O el artesonado de la iglesia de Macotera.

Con el paso del tiempo, los pueblos que se lo pudieron permitir cambiaron sus iglesias originales por otras más robustas, señoriales y ornamentadas. Como la nuestra, que se terminó de construir en 1630 y que aún conserva parte de su pasado esplendor, en el que no faltaban las vidrieras de colores típicas del gótico, enormes lámparas y la música de ese órgano que hoy dormita silencioso.

Y es que traer los sillares de granito desde las canteras de la sierra, en un tiempo en el que no había fuerzas mecánicas, no era poca cosa. De ahí que en un principio se optara por el ladrillo, más ligero y fácil de hacer y de transportar.

Ermitas perdidas

Mudéjares fueron a buen seguro también las ermitas que hubo en Salmoral y en los pueblos cercanos. Los únicos restos que hoy se conservan están en Santiago de la Puebla y pertenecen a la que fue la ermita de San Blas. Ladrillos que forman un perfecto arco en mitad de las tierras cerealistas, con la Serrota al fondo.





Yo leí hace tiempo que en Salmoral hubo varias ermitas. No es de extrañar, los repobladores llegaban, se asentaban quizás en construcciones anteriores y abandonadas durante décadas y se organizaban en comunidades según las devociones que traían de sus lugares de origen. En Salmoral se conserva el nombre del camino de Santa Olalla, que quizá fue la última ermita en desaparecer. 

Un poco más arriba, en el camino de Mancera de Arriba estaba la ermita de San Pablo y un cementerio. Una cruz indica hoy que aquel lugar fue sagrado años ha. También hay una cruz en la carretera de Malpartida, quizá marcaba la ubicación de la ermita de la Santa Cruz, de gran devoción en el pueblo. De hecho, las fiestas tradicionales de Salmoral eran a principios de mayo, la Cruz, y en septiembre, el Cristo, el día 14 de ese mes cuando se festeja la Exaltación de la Santa Cruz.

Sí, la popularidad de San Roque llegó después. Seguro que nos lo perdona.

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