El blog de Salmoral

Cuando publiqué la entrada sobre el apellido Caballo de Salmoral, surgió la pregunta de ¿y los Hernández? A fin de cuentas es el primer apellido de la familia. Lo que sucede es que al tratarse de un apellido común, propio de muchas familias (todas aquellas que en algún momento tuvieron un antepasado llamado Hernando), es más difícil rastrearlo que uno más sonoro como Caballo. Pero algo saqué en claro. Veamos. Hasta donde muestran los libros de registro de Salmoral, el Hernández de mi rama viene de Mateo Hernández García , que sería el bisabuelo de mi abuelo, Celedonio. Este Mateo Hernández García se casó con Josefa García Plaza allá por mediados del siglo XIX. De ese matrimonio nació Miguel Hernández García que, a su vez, se casó con Celedonia Galán Plaza. Miguel Hernández y Celedonia Galán son los abuelos de mi abuelo, Celedonio. Es tradición en esta familia llevar el nombre del abuelo o abuela, ya se ve.

¿Quiénes fueron los primeros? ¿Cómo eran? ¿Por qué se asentaron aquí? Podríamos decir que la huella de los primeros pobladores de Salmoral se pierde en la noche de los tiempos pero, en realidad, no hay que irse tan atrás. Los humanos somos una anécdota en la historia de la Tierra, y, aunque nos pueda parecer lo contrario, nuestra historia es reciente, mucho, si se compara con lo que nos rodea. Además pocos lugares pueden presumir de haber tenido una presencia humana continua a lo largo de los siglos. Lo habitual es que zonas muy pobladas durante una época, dejaran de estarlo y cayeran en el olvido. Así sucedió, por ejemplo, en la ciudad de Salamanca que nació como un poblado en la Edad de Hierro situado en el cerro de San Vicente. Cuando ese cerro se quedó pequeño, los pobladores se trasladaron al cerro vecino, el hoy llamado de las catedrales, mucho más amplio. Y el cerro de San Vicente quedó despoblado durante 1000 años hasta que una orden religiosa se estableció allí.

Debajo de las faldillas de la mesa de mis abuelos se escondían muchos secretos. Las estampitas de santos, viejas fotografías o recortes de periódicos convivían con notas manuscritas de mi abuelo (con su preciosa letra victoriana) y también con programas de las fiestas de San Roque de años atrás. Un mundo fascinante para una niña que pasaba allí las tardes de los domingos, a la estufa, merendando, mientras los mayores hablaban de sus cosas y en la tele echaban alguna película clásica. Conservo uno de esos programas de fiestas antiguos. No sé de qué año es porque no tiene portada, pero los anuncios (la mayoría de bares de Madrid) y los actos previstos (concurso de jotas en el baile nocturno) indican que cuando yo lo descubrí ya era antiguo. Años 60 o 70 del siglo pasado, probablemente.

ENTRADA EDITADA EN JUNIO DE 2020 CON NUEVOS DATOS Todo comienza en  Santiago de la Puebla  en 1824. Allí nace  Pablo Caballo Nieto , hijo de Antonio Caballo y de Inés Nieto (nacida en Aldeaseca de Alba). Pablo Caballo se casó en torno a 1845 con  Ángela Nieto Martín , de Salmoral, y en este pueblo se asentaron. Firma de Pablo Caballo en el acta de matrimonio de Fidel y Elvira